domingo, 5 de julio de 2015

Si Es Verdad La Copa Está Aquí





    Lo que pasó ayer tarde fue un gallito.

  Un gallito es esa competencia que hacen dos hombres rudos tomando sus manos tratando de doblar sus brazos hacia atrás generalmente con algo peligroso puesto en la mesa. Me imagino que en los tiempos barbaros lo menos era una serpiente venenosa. La vida era algo que se podía perder en cualquier minuto… como ahora cuando alguien maneja ebrio.

   Y fue un gallito entre fuertes… 120 minutos en que los brazos temblaron sin aflojar. Ambos tuvieron oportunidades pero no brillaron las “celebridades” mundiales. Posteriormente escuché muchas escusas sobre Messi de parte de sus compatriotas junto con las maldiciones en envueltas en tripas de sapos.
   Y Sánchez reconoció que no estaba en un cien por ciento… pero si lo estuvo su tiro final… regio… suave…  cual una bailarina de Ballet que entra sin prisa, segura, sonriente, juguetona sabiendo que con su acción iba a explotar un país. Que 17 millones de corazones rojos iban a gritar de alegría. Por lo mismo entendió claramente cuando su director de escena le dio la indicación al oído.
   Después solo fue un gritar y abrazarnos como si fuera año nuevo… vimos la entrega de la copa y la alegría muy merecida de los muchachos.
  Pasada la emoción recorrí algunos sitios web y leí comentarios de los fanáticos argentinos. Definitivamente reitero ser muchas veces campeones les hizo mal. Olvidaron perder como caballeros. Está demás decir que los comentarios son groseros y muy burdos, pero de entre ellos me llamó la atención éste. Pongo enlace para no alargar. Si se dan cuenta comienza con un “soy argentino” como remarcando sin motivo porque lo que continua refleja que lo es de pies a cabeza. Pero usa la estrategia del poderoso… nos defiende y reconoce nuestro esfuerzo… pero luego nos marca la frente con lo de que siempre hemos sido la Cenicienta de Sudamérica y nos deja a nivel de Bolivia, una copa, pero remarcando el nombre Bolivia como diciendo que más bajo no podíamos caer y termina su lista de Cenicientas incluyendo a dos países como Perú Y Paraguay que tienen dos. Saca cuentas añejas que no vienen al caso y nos dice que hemos perdido con ellos 30 veces y que aunque en este partido lo hemos ganado... noooo... no... no les ganamos el partido... le ganamos la copa... y eso les duele... perder la copa ante 11 hormigas que si fueron capaces de mantener a raya a un viejo dinosaurio enredado entre sus laureles... y darle finalmente un golpe mortal porque no es verdad que 20 años son nada. Tan tan. 
   Hasta ahí pasable, despectivo pero pasable, pero después no puede sujetar su mega ego -  y como ustedes saben mega en medicina es un crecimiento anormal, más allá de la media - y nos dice que no soñemos con volver a ser lo que somos ahora… campeones… y que fue solo una vez y nunca más. ¿Qué le pasa? Está fuera de lógica. Luego compara a Argentina con un Dinosaurio y a Chile con una hormiga… es muy desmesurada la comparación. Al parecer no pudo encontrar un animal más grande. Un perro y un león podría ser, pero un bicho que se extinguió hace siglos y las hormigas… pero… si… si…  está bien… porque estas pequeñas con su prodigiosa creatividad y grandiosa capacidad para formar equipo no me cabe duda que pueden devorar a un dinosaurio… imagínense un billón de hormigas de las carnívoras voraces entrando a raudales por el hocico, ojos, oídos y el culo de Ar… perdón, del dinosaurio.
  El comentario de este señor ARGENTINO, como él mismo lo recalca, al parecer mareado con la derrota es una anécdota simpática, pero refleja el dolor, aparte del gesto de los jugadores argentinos de arrancarse del cuello la medalla del segundo lugar con rabia y desprecio segundo después de recibirla, de un país desesperado en todo sentido. Una pena. Pero lo que no sabe este señor es que nosotros haremos un lugar especial para esta primera copa, pero aprovecharemos para hacerles, ahora mismo, desde ya, un lugar  para las muchas copas que lograremos desde hoy.
      También encontré dos artículos que quiero compartir con ustedes.
    Un sueño hecho realidad y que hizo que un país se levantará más tarde, pero muy contento y con las luces de la esperanza prendidas.
     Solo queda me queda decir… ¡VIVA CHILE, MIERDA!

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Un oportuno dedo.



 Una final esperada 

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