Chile es solo Chile para nosotros. Pienso que de
alguna manera es lo que sienten todos los extranjeros de sus países. Algo
hastiado de lo malo que existe y el creer por generaciones que lo demás allá es
infinitamente mejor y brillante. Un cuento de hadas. Sin embargo no es
así. Una sobrina que lleva solo unos día en EEUU, ya su Chile es “mi chilito” y
cuenta las días para volver. Mi madre ya fallecida, años atrás fue Australia a
ver a su hijo ingrato y de seguro a maravillarse de eso nuevo que vería por
primera vez ya tenía casi ochenta años. Disfrutó del viaje como una niña
pequeña, sus ojos eran… cámaras grabando todo en su mente, todo… pero
todo…
lo que vio, escuchó, olió. Quedo embelesada
con el tono de hablar y la forma de ser de las auxiliares argentinas. “Che,
querís vos algo para tomar”. También cacto todo lo que implica ir dentro de un
aparato elevado a más ocho mil metros de altura. Sintió que caían piedras sobre
el techo, también como se hundía como su hubiera un “evento en el camino” y
también al ver correr, las que hace unos segundos seguras auxiliares, a sus
asientos demostrando así que habían situaciones serias. Mi madre admiraba a la
gente linda. Ella admiraba ese natural ser que se expone sin tapujo ni
vergüenza tal como un cisne. No sería lógico detestar a los lirios o rosas por
su hermosura. La maldad va por dentro y para eso no se necesita ser linda ni
fea se necesita tener el alma negra. En fin… cumplió su deseo y por fin… una
noche en el aeropuerto el avión se elevó no sin antes carretear, llevándose a
mi madre, convirtiéndose pronto en un punto luminoso que desapareció, allá,
arriba. Pienso que la muerte debería ser así. Así simple... un día alguien se
vuelve luminoso y que con una sonrisa inundando su rostro se eleva sin miedo
hasta perderse entre las estrellas… sin embargo la cosa no así y será siempre
igual… pudrirnos adentro de un cajón. Sin embargo algo de eso está en la
cremación… por un momento antes de volver al todo, es decir las cenizas, y tras
soltarlas una pequeña ave plomiza da vueltas llevada por el viento como una
despedida antes comenzar a disgregarse hasta que solo quedan, acá, abajo, en
este valle de lágrimas, un montón de ojos húmedos fijos en el cielo. Seguro que
ante un avión de ese tamaño, un monstruo perfecto, la gente del siglo XII diría
magia. Yo también sentí que era mágico ese momento. Magia también sería que los
hermanos W… pudieran ver este hermoso pájaro brillante que tras un esfuerzo
inicial y que esa mole, ese imposible, antes sus ojos asombrados y sin duda
asustados, se elevará como una pluma perdiéndose entre las constelaciones
lejanas. Alba centauro, la Osa Mayor. No lo creerían de seguro. Lo suyo era
solo madera y trapo y un motorcillo arcaico. Bueno… entonces mi sobrina tiene
cara de echar de menos su tierra y mi madre por su parte, supuestamente
embelesada por lo canguros y las supuestas cosas que dicen que hay por allá…
volvió, pero creo que por primera vez supo que ella tenía una patria, una
tierra, una casa, una familia. Que era chilena de corazón. Nada nos
contó, aunque insistíamos, solo quería desde el primer día juntarnos a todos y
armar un asado a la chilena y si es posible bailar cueca. ¿Y de Australia? Vaya
usted a saber. Hoy, mi cuñada dice mi hija esta triste mirándola en la
pantalla. Esa no su cara cuando está alegre murmura. Bueno digo yo, tal como mi
madre y muchos más, creyó que el paraíso está al bajar del avión. Es posible
que si el colchón de dólares es muy grueso y mullido como para dar saltos sobre
él, tal como la hace Farkas con su gritona manera de hacer las cosas. También
está el silencioso que apoyado en su colchón inflado de billetes pasea por el
mundo entero. Cuando se es capaz de doblegar al mundo pienso que sí, que de
alguna manera, se llega a realizar ese sueño de pisar el paraíso... pero hay
botones de muestras que nos dicen que no es así… Michael Jackson con toda su fortuna y con el infierno en su cabeza de
negro blanco; Elvis Presley sumido en la
drogas; los Beatles buscando la verdad en un santón ignorante en
la India que resultó ser más falso que el que dice que felicidad está un
paso más allá. Creo que la felicidad está un paso más acá. Pero esta madre mía,
constructora de sueños y hechos, como topo persistente y audaz pudo pero no
logró - como siempre digo “sus sueños fueron más grandes que sus realidades” -
formar una vida cómoda y con sus lujos agregados, pero muchas veces
nuestra propia forma de ser nos juega en contra. Tantas cosas que si en algún
momento pudiéramos dejar de lado nos darían la posibilidad de ver el camino
hacia un futuro feliz y tranquilo. Pero enredaderas somos y no entendemos ni
nosotros mismos ese revoltijo de guías. Bueno entonces mi sobrina está, de
alguna manera, puede ser que no sea así… viviendo lo que vio mi madre que
después nos contó que esos países son tristes. Solos, Vacios. Ordenados. Y que
de alguna manera su hijo y sus nietas habían tomada la misma actitud.
Distantes. Hablando en inglés idioma que mi madre desconocía por completo. En
fin todos salían muy temprano y regresaban muy tarde y ella encerrada en un departamento.
Yo no fui a eso, decía con una sonrisa maliciosa. El mundo está muy ocupado
para poner atención en ti. Y regresó a bailar cueca y estoy seguro que mi
sobrina hará lo mismo… regresará gozosa a su clínica dental y a la parcela con
su siembra de alfalfa a donde siempre acude con un sombrero de huasa que le
sienta muy. Entonces es simple… la felicidad no está un paso más allá, si no
uno más acá. Pero esto no significa que no tengamos derecho a soñar. Porque la vida en
si, es solo un sueño como nos dice Unamuno.
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Muchas gracias a todos. |
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Pateando mi casa. |
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Con el enemigo en la mente |
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