martes, 23 de junio de 2015

Traga Monedas Con Hambre.




       Senadora argentina asegura que de salir reelecta pondrá absoluta restricción a los juegos.
   Este título lo leí casi sin prestarle mayor atención y me dije, casinos, casinos, se les pasó la mano con los permisos… seguro. Pero no, al continuar comprendí que se refería al “casino de los pobres”

   A las pequeñas trampas multicolores y música desparramadas es cada esquina de cada ciudad o pueblo y que finalmente… esa es la idea… forman un todo amenazante y ambicioso. Fosas sin vuelta, sin regreso, pero de aspecto inocente y angelical, muy parecidas a los antiguos flipper.
     Uno siempre cree que es un problema nuestro, pero no. Debe ser grave el asunto para que una candidata apele a ese asunto como parte de sus propuestas para pretender asumir un alto cargo.
     Y de verdad es impresionante como avanzó ese tipo de juego en par un de años. Yo aún recuerdo cuando vi sorprendido a una de ellas… mientras el dueño del pequeño negocio de abarrotes y sus familiares… actuando como señuelos… jugaban alegremente haciendo alarde de su buena suerte.
   Juegos a los que se les trata de disfrazar como de destreza, eludiendo directamente las normas legales que rigen los juegos de azar en un principio pensando en los grandes casinos y de los que debo decir que han proliferado mucho, demasiado. Aquí hay manos muy negras recogiendo las monedas perdidas por los incautos, los que piensan en que mañana tendrán mejor suerte.
    Muchos reportajes respecto a esto se han emitidos por la televisión. Señoras dueñas de casa gastando el dinero de la alimentación. Si solo son una moneditas, argumentan.
   Lo curioso es que esas máquinas estas programadas por la mafia que las administra y no hablo del sencillo dueño del almacén que coloca una o dos de ellas tratando de aumentar la ganancia mensual. No. Me refiero a los dueños de miles y miles de estos artefactos que se reparten o distribuyen en camiones por donde quiera que uno camine.
   Es larga la lista de personas que comienzan por curiosidad comienzan a acudir a ellas o bien llevadas por otras que ya han claudicado frente al vicio. Jubilados exponiendo sus exiguas pensiones con la idea que la próxima es la ganadora. Sin saber que esa vez ganadora y definitiva está muy lejos porque el juego o los juegos en general, están hechos para no detenerse una vez que la víctima se vuelve sediento de él. Ya no es el dinero el fin sino el gusto de jugar lo que los arrastra cada día a cruzar la puerta donde los acechan estos enemigos de la vida.
    Recuerdo que hubo un tiempo en que quisieron detener o regular el gran número de ellas, pero fuera de momentos de escándalos cuando la policía incautaba algunas máquinas por aquí o por allá causando cierto ruido en la televisión. También salieron a la luz estudios sobre la ludopatía y más de algún experto se instaló a pregonar lo peligroso del asunto en cuestión.  Pero hechos distintos fueron sacando del tapete de la actualidad el asunto y éste fue perdiendo fuerza y el tema se difuminó entre ellos.
     Y el tiempo volvió a cubrir de silencio lo que debe ser hecho en silencio y nuevas máquinas volvieron a poblar los sitios vacios y la gente continuó en esta carrera sin meta porque estás máquinas conocen a sus víctimas y no se sacian de convertirlas en autómatas frente a una brillante vitrina donde una sonrisa de mujer sonríe inocentemente.

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