Una antigua mancia susurrada al oído. Una mancia
que hace varios años aún lograba que nos diera temor con solo nombrarla. Era
una sensación extraña asomar la nariz a un ámbito lleno de supersticiones. De
lejitos mejor. Todo era datos como la hípica... datos. Y si ese dato lo daba
una persona conocida… ¿por qué no?
Una habitación llena de incienso, una mezcla heterogénea
de imágenes religiosas y santería. Un gordo buda sentado junto a un elefante de
losa en donde se quemaba lentamente un cigarrillo puesto en su trompa enrollada.
Una información solo para un grupo de confiables personas. Era una cosa muy
vieja y muy oculta. Una cosa que aparecía de improviso…
causando temor,
pudor, vergüenza y rechazo. Asuntos del diablo. Los adivinadores serán lanzados
al fuego. Si, si… pero entonces cómo sabré si “el Jorge tiene otra mujer”. La
gitana y las manos no eran consideradas… honradas. Mienten para sacarte plata.
No, gitanas no. Entonces, vamos y sales de duda. Si, daba miedo mirar esas
cartas con sus figuras enigmáticas, siendo la de Marsella que derivaron
muchas otras, incluso eróticas. Una experimentada tarotista nos cuenta que su
abuela le enseñó el arte de echar las cartas, pero antes, la gente venía a ella
en silencio y desaparecían tras una cortina, obviamente prohibida para una
niña, de la que, un tiempo después, salían cubierta la cabeza y sigilosas tal como
entraron. Secreto. Secreto peligroso. Secreto que alrededor de los quince años
le reveló la anciana con la condición de que lo hiciera para ayudar, para
apagar penas y angustias. Repita lo que le digan las cartas nada más, le advirtió.
Porque, y aunque no lo parezca, esto también es algo sagrado. Rece a la
virgencita siempre, siempre. Solo las cartas hablan, no usted. Sin embargo -
con los años y esta modernidad insolente y sin freno alguno - los ojos
siempre atentos de la avaricia lentamente las fueron sacando de su penumbra, de
su misterio, de su refugio y lentamente también las fue convirtiendo en algo
trivial y herramienta de abuso y perjuicio hasta incluso llegar a ser objeto de
risa y burla. Tanto así que máquinas tal
como las de juegos por una moneda podían ver tu futuro. Máquinas. Y su carne fue cortada y esparcida por todos lados.
En los diarios, radios, internet, en la televisión, centros rituales, tarotista por
doquier y para todos los gustos. Incluso en esquinas o recovecos de la Plaza de
Armas con permiso municipal. Qué mejor… tu futuro en cada esquina. Ventas de
libros con el mazo de tarod incluido. Ofertas… sea tarotista en tres meses o
menos, pero es más caro. Se acabó el asombro, el misterio, la reverencia, el
tarot está desnudo y a la intemperie. Pero también entró al show, también se
sentó en un set junto a los famosos o famosillos como les dicen por ahí. Entonces…
esta mancia, con su cara descubierta, desnuda ante y para todos, asombró también
a todos, porque habló y su voz se escuchó certera, precisa. Y desde el Chile
del 2014 miró hacia el Chile del 2015 y vio mucha agua, viento, mucha tristeza y
dolor. Habló de temblores, habló de nieve, habló de alturas. Entre espadas y copas,
con la sacerdotisa y una luna al revés y posiblemente con un loco más errático
que nunca, vio fuego, vio humo, cenizas, vio angustia, vio… volcanes. Sin embargo
era solo show y su voz se apagó y la vida continuó como siempre hacia un Chile
que se haría trisas en los primeros meses del 2015.
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