miércoles, 15 de julio de 2015

Un Nuevo “Canal” Brasil - Bolivia.



El canal de Panamá fue una aventura, una proeza, un desafío, una cosa conveniente, un negocio muy rentable. 

   Unir los océanos mediante un canal en algún lugar de la parte más angosta del continente. Ya en la historia, los españoles vieron lo valioso de realizar ese proyecto. Existía la necesidad de cruzar de un lado a otro en poco tiempo, evitando el Estrecho de Magallanes y sus peligros.

   Entonces llegó la conquista y luego la independencia de las jóvenes naciones conformada en forma natural o indicada por órdenes reales y también como consecuencia de las guerras entre ellas. Pero un detalle muy importante se dio en el extremo sur del continente americano… no existe un país bioceanico.  Y todo está saneado y sacramentado, es decir… “eso es tuyo y esto es mío”.     
    
  Lo pendiente, lentamente y a través de distintas formas, se va solucionando, como fue el caso del litigio de Chile y Perú sobre los límites marítimos muy cercano aún,  el cual Chile, respetuoso, aceptó el dictamen desde un principio.   

   Entonces poder enviar todo lo que se pueda a través de una ruta con condiciones favorables es lo mejor. Una ruta que no sea el Estrecho de Magallanes, el Cabo de Horno, o el canal de Panamá sería lo ideal. Ejercer sobre un puerto o dos una hegemonía total por medio del poder económico o convenios muy favorables para los interesados, tienta desde mucho tiempo la zona. Pienso que el reflotar la idea de un canal en Nicaragua va en esa línea, el constante buscar una “nueva ruta” para alcanzar un mercado ubicado frente al Océano Pacifico como lo es China.
   
   Y ahí engarzo el permanente problema inexistente que nos plantea Bolivia al cuestionar el tratado de 1904, en un principio… para desdecirse sin vergüenza alguna de ese argumento para plantear ahora que Chile no ha querido dialogar y lo convierte en culpable y posible de ser acusado de no cumplir con las leyes internacionales.
  
   Ya nadie puede no ver el interés, a menos que sea intencional, de Brasil y Argentina por tener acceso al Pacífico en condiciones inmejorable al asociarse con país lleno de problemas económicos y políticos. Y que dos grandes países tengan acceso al pacifico a través de puertos prácticamente propios significaría un perdida en las economías de Chile y Perú, porque es un hecho que mucha mercadería brasileña y argentina llega a los puertos de ambos países pagando sus obligaciones pecuniarias.
  
    La situación geográfica de Bolivia la convierte en este asunto en la niña bonita del barrio y esa niña bonita quiere llevar una interesante dote para presentárselos a los interesados en ella.
  
  Chile tiene bajo su soberanía territorios con muchas recursos y posibilidades, por lo mismo ningún gobierno o corte alguna – y que dentro de sus propias normas deja fuera de su radio legal un posible problema entre ambos países que involucre el tratado de 1904, el que no existe -- tiene el derecho o la potestad de entregar parte de estos territorios causando un perjuicio económico sin remedio y sin precedente para el país.
  
   Un puerto cien por ciento administrado por Brasil se convertiría en un polo económico formidable donde Chile seria a lo menos prestador de mano de obra barata y nada más.
  
  Ningún chileno de corazón estaría de acuerdo con eso y solo vería una traición a la patria cualquier intento de entregar soberanía, ganada en este caso, con sangre, sudor y lágrimas.          


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