“Soy poco
consumidor del género de terror. Poco, o mejor dicho, nada.
Pero fue ver este libro de Edward Bulwer
– Lytton acompañado de la editorial Impedimenta en sus
formas, y tener que hacerme con él.
Eso, sin
lugar a dudas, es sinónimo de calidad, tanto literaria como de edición y
traducción…”
Este fragmento es parte de
una reseña hecha por un colaborador de
un sitio web de libros y reseñas. Siempre escucho y leo por aquí y por allá las
críticas que se hacen mutuamente estos personajes cuando alguno de ellos se
deja dirigir por las editoriales a las cuales les reseñan los libros. Muchos declaran
su independencia y miran con malos ojos a los que se cobijan bajo el alero de
las editoriales. Generalmente estos emancipados, tengo un video de uno de ellos
que lo confirma, deben comprar los libros para poder reseñarlos. Mientras los “otros”
los reciben de la editorial a cero costos. Entiendo que son posiciones
distintas y se puede optar por cualquiera sin caer en un pecado “venial”, pero
llegar a la exageración como este individuo autor de la mencionada reseña es
vergonzoso. En Chile nos da la sensación que estos personajes de alguna manera
se arrastran frente al poder. En este caso el poder de las editoriales. Cosa que
no ha pasado desapercibido al dicho popular que ha denominado al arrastrado como
un “guata de callo”. Y éste es un “guata de callo” que impresiona. Seguramente
usted ha leído también más de alguna de estas verdaderas ventas de dignidades y
se dio cuenta que no tiene porque ser toda la reseña una idolatría, pero basta
tres líneas realmente vergonzosas como las que señalo para que derrumbe todo
el “edificio”.
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