martes, 21 de octubre de 2014

UNA PEQUEÑA VENGANZA.



En la elección pasada presidencial… el chileno no fue a votar y es más… la derecha no fue a votar… así de simple.  La derecha política se creyó el cuento que a pesar del voto voluntario podrían ganar… por lo menos en sus comunas más emblemáticas. A tal punto que el alcalde derechista de Santiago celebró su reelección antes de tiempo… pero, avergonzado, tal como se avergonzó no hace mucho otro congrio politiquero, tuvo que guardar la botella de champan. Es increíble, familias completas no acudieron a las solitarias urnas como se aprecia en la fotografía superior… porque ya no estaba el cuco de la multa y solo había que preocuparse de no salir vocal. Que descanso para nosotros los viejos votantes que aburridos, desilusionados, impotentes,  debíamos levantarnos un día domingo… ¡domingo!... y acudir a los colegios atestados de gente, rodeados de mal olor, agobiados por el calor, rodeados de rostros taciturnos… sabiendo, además, que los que iban a ser favorecidos con el voto pronto cambiaran el auto y saldrían de vacaciones al Caribe.  Familias completas de derecha y muchas del otro lado tampoco lo hiceron. No 
acudieron, no se levantaron o salieron a pasear al perro y otros a la playa. Sin embargo a la señora y sus huestes les bastó el grupo cabeza de piedra, el voto duro, que año a año, imperturbable, estoico, pierdan o ganen… votan y año a año también ven como se enriquecen sus votados sin que a ellos les llegue el generoso derrame económico. 


Bellas mujeres, en este caso comunistas ambas, recién salidas del cascaron con su piel tersa y su canto de sirenas, son alzadas y llevadas en andas por manos proletarias y no pocas políticas... las cuales también son tersas y suaves… a testeras de privilegios. Concejales, alcaldes, diputados, senadores y obvio… presidente. Primera elección de inscripción instantánea y voto voluntario… lo que produjo el derrumbe del castillo de naipe que aplastó sin misericordia pero solo a los incautos… porque este derrumbe era cosa cantada y los zorros corridos saben bien por donde va salir o a entrar el perro... menos el alcalde. El chileno si no lo obligan no va a ningún lado… incluso arriesgando acude a cumplir obligaciones serias a última hora. Millones de chilenos no fueron a las urnas. Millones de chilenos decepcionados de un transantiago… los que lo sufren… miles… y también los que se dan cuenta de las toneladas de dólares que van a dar a las cajas de fuertes de los empresarios del transporte sin que éste fundamental sistema logre un avance sustantivo en relación al bienestar de los usuarios. Las arcas del fisco son insondables. Arcas abiertas de par en par en ciertas circunstancias muy peculiares, enrevesadas, oscuras, pero siempre muy cerradas a las necesidades comunes y corrientes de la población… como una escuela en el sur de Chile, un puente en el norte, o casas básicas en el centro. Y cuando este milagro se da los beneficiados solo ven migajas del caudal que se originó después de miles de dilaciones, reuniones y comités para analizar seriamente el asunto porque ante todo está la transparencia y la probidad. Sin embargo, como diría un campesino, hasta aquí solo llegaron las plumas de la gallina. Cosa que afirmó que había sucedido hace poco un dirigente Mapuche hablando de millones de dólares dirigido a terminar con la problemática de esa zona del país.  Voto voluntario reforma que el parlamento aprobó casi por unanimidad, según las informaciones de esa época. Creyeron que ese movimiento estratégico también les sería ganador. Sin embargo tanto ellos como estos… todos… apostaron y perdieron… porque los ganadores lo son solo entre comillas porque Chile no fue a votar.  Ese día mi casa permaneció en silencio hasta más allá de la hora del almuerzo… era Domingo y se descansa, además, no había nada importante que hacer.  

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