sábado, 14 de diciembre de 2013

CAZADORES DE SUEÑOS






 Existen muchos tipos de cazadores. Y lo hacen para sobrevivir, para obtener su alimento diario. Nuestra civilización se inició como una especie más de cazadores. Comer era, y es, el problema diario desde esa remota época hasta hoy. Posiblemente en las capas superiores de la sociedad actual y que superaron ese problema perdura cierta dificultad, pero en otro aspecto. El cómo variar el alimento para que no se torne monótono y se llegue al desagrado al comer. Creo que solo esta especie...
 con una sociedad piramidal a la cual pertenezco puede darse ese lujo, porque aun el rey de la selva de diez intentos de cazar, falla ocho y una vez finalizada la migración de las grandes manadas… ninguna y solo debe esperar, languidecer, enflaquecer, agonizar, hasta que estos animales regresen tras los verdes pastos. Hoy de diez idas al gran frízer, tan variado como el mejor del restaurante, no fallan ninguna. Resuelto el problema... de pocos, los pocos de siempre, pasarón de la ética a la estética. Ya no basta que algo te abrigue y te resuelva un problema básico. No. Ahora importa el color, el diseño, el diseñador, el valor, el origen y un sin fin de aspectos irrelevantes para lo básico. Abrigar. Pero la naturaleza exige. Sí señor, a ella no se le deja de lado así no más. Es más, no se puede y la cacería sigue. Esta aquí, en el medio de nuestra alma humana. Como lo está en la fabula de la rana y el escorpión. A riesgo de repetirme la resumo. Un escorpión desea cruzar el rio para eso convence a una rana que lo lleve en su espalda jurándole que  no  la picaría, pero lo hiso y ante el asombro de la rana que se hundía y con ella su asesino, como toda respuesta al hecho el escorpión dijo que era su  naturaleza. La siempre presente naturaleza. Solo un pequeño salto fuera de las buenas costumbres y con cierto grado de impunidad, el animal natural se hace presente. Y la cacería sin embargo ya no va dirigida a los animales que poblaban el planeta. Asombra el drástico cambio, ahora estos son un sistema o un conjunto de células criadas en laboratorios de crianza. El animal no existe. Existe el futuro alimento. Ahora el cazado en el ser humano, el hombre y sin cuartel, sin tregua, sin humanidad. Si, es verdad, hoy ya no hay esclavos, pero el castigo de morir de hambre con familia y todo por falta de trabajo es mil veces peor que el peor de los castigos imaginados por sus verdugos de todos los días. Y nada ha cambiando, sin embargo, insisto que de alguna forma esta es la época más grata para el ser humano aunque le cazen sus sueños e ilusiones. Cada día y en forma vertiginosa, la nueva tecnología  va dejando caer las sobras de sus avances. Ya el teléfono celular, antiguamente solo visto en el cine, puede costar unos sencillos quince mil pesos. He visto vagabundos hablando por teléfono.  No importando su aspecto cuando pueden comprar una tarjeta prepago, que nadie les niega, los negocios son los negocios, en la esquina para su teléfono. Y como escritor independiente quiero también hablar de cazadores que nos cazan. Nuestros depredadores. Hablar de los centenares de cazadores de ilusiones o de sueños que habitan en la web argumentando que lo hacen en favor de las personas.  No me  refiero a esa persona que invirtió su dinero logrando sus propósitos.  Ahora esto yo no sé si alcanza para hablar de unión o solidaridad porque leo entre líneas algo de negocio. Qué colocan ellos, conocimientos fundamentales, pero básicos donde inicialmente no hay forzosamente dinero y… ¿todo lo demás? Creo que caen dentro de los cazadores de sueños a lo igual que este sitio con una gratuidad casi ínfima. Hay tantos sueños literarios volando por la nube que estos cazadores solo colocan su red, como los campesinos españoles cuando cazan tórtolas, con un diseño que atraiga, como la flor a la abeja, a tantos y tantos que sueñan con ser escritores. Y saben que obra no leída no existe. Además que los libros no tratados profesionalmente son mal evaluados y tienen muy pocas posibilidades. Así que ahí están ellos, detrás del arbusto, esperando con sus afilados precios. Tampoco se salvan los pioneros como Bubok y Lulu.  Esta también el cazador disimulado, una mano amiga como esta: No digo que sus servicios estén demás, al contrario, pero no podemos pasar, como dijo acertadamente mi amiga Medea, del hambre a las ganas de tragar. ¿Qué hacer? Unirnos de verdad y no caer en la garras de estos depredadores. Pero esto si  me dice que no somos pocos los que buscamos la clave para darnos a conocer. No hablo de libros del éxito. El secreto del triunfo. ¿Cómo ser escritor de 15 días?  Por lo mismo debo seguir y estar atento a este link que para mí es un descubrimiento que me entusiasma. 

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