Mañana. Mañana. Y los mañanas se amontonan a nuestros pies convertidos en pasado. No sé, sinceramente, cómo lograr que ese mañana que esperamos se haga presente en forma plena en nuestras vidas. Sentir que esa eterna espera se acaba y que lo esperado ya está aquí, pleno, convertido en algo tangible, nuestro. Pero no llega. Sé de personas que han acabado su vida esperando ese mañana, esperando ese día en que todo esté en su lugar, en que todo sea armónico. En que el horizonte se borre y podamos acceder a él cuando queramos. Que no se aleje de nosotros a medida que avanzamos hacia él, que nos espere. Hay algo que queremos, hay algo que deseamos, en fin hay, algo que esperamos que nos llegue con ese mañana tan intenso, tan especial, diferente a las mañanas de todos los días. Pero también hay algo que me asusta y es que existe la posibilidad de que ese mañana ya esté aquí desde hace mucho tiempo y no lo sepamos.
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